@LuisVenturaSoy
Cuando una periodista se siente obligada a “hacer show”, cabe la posibilidad que quede atrapada por la necesidad de provocar mayores repercusiones con hechos y dichos transgresores, desafiantes y poco habituales que pueden caer mal en todos aquellos que son y viven de otra manera. Y esto es justamente lo que le ocurrió a Viviana Canosa recomendando el dióxido de cloro como un brebaje neutralizador del temido Covid-19 y que ella supuestamente consumía para estar bien y protegida de los riesgos de contagio.
Es cierto, fue una tremenda imprudencia para una animadora popular como indudablemente es Canosa, pero tampoco es “una asesina” como exageradamente la condenaron muchos jueces y verdugos ambulantes de las lapidarias redes sociales. Sin embargo, un diputado -el neuquino Mariano Mansilla– juzgó atinado denunciarla por el delito de ejercicio ilegal de la medicina. La conductora por su lado presentará acciones legales contra quienes hayan “vulnerado su libertad de expresión”. Así, se desató otra guerra.
Todo esto porque pocos días después de los que Viviana hizo la parodia de tomar el cuestionado e incomprobable brebaje de una botella, en Neuquén moría una criatura por el consumo desmedido y letal que resultó, según infiere la denuncia, de ese televisado dióxido de cloro que se recomendó.
Luis Ventura: “Es cierto, fue una tremenda imprudencia para una animadora popular como ella, pero tampoco es una ‘asesina’ como la condenaron muchos”.
Seguramente Canosa nunca imaginó que sus dichos asociados a la tragedia la dejarían prisionera de ese show que no era necesario para que su programa siga creciendo en las noches de El Nueve, alternando polémicas, con buenas entrevistas y algunos cuadros incisivos en los que Canosa trata de meterle condimento pirotécnico a temas que son delicados y que en esa instancia la hacen caminar por el borde de un precipicio de caída libre.
Es indudable que el afianzamiento que Canosa fue logrando dentro del género de periodismo político ha despertado envidias y competencias que son los que ahora le mandan a los morochos africanos con la coreografía del féretro, para tratar de sacarla de carrera. Y en ese derrotero de esos jueces de la ética debo decir que he leído y escuchado a cada uno; que deberían elegir el silencio cuando alguien repasa sus fichas profesionales y personales que dejan mucho que desear. ¡Por favor!
Hace algunas semanas, en este mismo espacio recuerdo que le puse una ficha a Canosa en su búsqueda del nuevo espacio y aunque se haya equivocado en esta oportunidad, ella misma sabrá enmendar su error, y apuesto nuevamente a que buscará de ahora en adelante corregir y medirse en los que son los temas sensibles para la gente. Te lo digo yo.
