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La opinión de Luis Ventura: el escándalo Gonzaga y la culpa de los demás

@LuisVenturaSoy

La propia Mónica Gonzaga asume que su hijo es el responsable de una fiesta clandestina en la playa esteña de Portezuelo del Sauce, en Uruguay. Por eso, la Justicia oriental estipuló como multa la suma de 23.000 dólares por haber organizado un evento multitudinario en el domicilio de la actriz argentina, en marzo pasado.

Para ella, su hijo Adriano Sessa, de 22 años de edad, aprendió el código de una buena educación familiar y por eso el joven se hizo cargo de lo que se constituyó en un verdadero escándalo rioplatense, cuando también hubo otros responsables que se hicieron los distraídos.

La ex novia del finado Cacho Castaña y ex amiga de Julio Iglesias se muestra muy enojada con la sanción que recibió su hijo, que además de ser expulsado del Uruguay, tiene que afrontar esa suculenta multa por hacerse responsable de más de 100 personas en una fiesta no autorizada.

La información policial consignaba que el suyo había sido un evento clandestino para 502 seres humanos reunidos indebidamente en la propiedad costera de Mónica Gonzaga. Eso dice el acta que registró el episodio. Ella dispara que no fueron 500 y pico de personas las que había, sino que eran “más de 100…”, como si esta cifra hubiera estado permitida, siendo que tampoco era lícito el número.

Muy enojada Gonzaga agrega que tanto en Uruguay como en Argentina está lleno de fiestas clandestinas que nadie sanciona, salvo en el caso de su hijo que fue castigado para “escarmentarlo ante la sociedad”, porque tiene una madre famosa. “Mi hijo debe pagar para establecer una especie de ejemplo” asegura ella.

Lo llamativo de Gonzaga es que por un lado asume la irregularidad, pero después se fastidia por la condena, porque a los demás no los sancionan y a su hijo sí. En sus explosivas expresiones, Gonzaga señala que la gente que se hizo presente dentro de su propiedad se “anotó sola” y “se le metieron” más cien, entre las que había jugadores del club de fútbol Peñarol de Montevideo y también gente mayor, que formaba parte de grupos de pescadores que llegan en sus autos de alta gama, en la busca de chicas estudiantes jovencitas que habrían sido especialmente invitadas.

Lo que nos ocurre seguido en nuestras obligaciones, deberes y derechos: la paja siempre se coloca en el ojo ajeno y el tema pasa por lo que no purgan los demás sobre las irregularidades propias, que no dejan de ser indebidas, por más que se quejen y despotriquen sobre aquellos que marcan la falta. Como siempre, la culpa siempre es de los otros. Te lo digo yo.

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