Argentina avanza en la investigación sobre el uso de plasma sanguíneo de recuperados para trasmitir anticuerpos a pacientes con la COVID-19, un tratamiento que se encuentra en una fase de “ensayo clínico nacional” que está dejando unos primeros resultados esperanzadores.
“Se ve que está haciendo bien, que los pacientes que usan plasma tienen menos uso de terapia intensiva y había disminuido la mortalidad, todos los trabajos hablan de eso. Ahora, para que los números sean definitivos, hace falta más tiempo”, destacó a EFE el presidente de la Asociación Médica del Hospital de Clínicas, Luis Sarotto.
El país cuenta además con un antecedente positivo, el de la Fiebre Hemorrágica Argentina, una enfermedad infecciosa provocada por el virus Junín, que se encuentra en algunos roedores, descubierta en la década de los 50 y para la que la transfusión de plasma de pacientes recuperados resultó vital, reduciendo la tasa de mortalidad del 30 % al 3 %.
Con este antecedente, que se considera una “interpretación indirecta”, las autoridades sanitarias estudian el tratamiento desde hace más de dos meses, en los que se consiguió probar la seguridad del proceso, pero todavía no su eficacia.
“La donación de plasma todavía no está declarado que es efectivo. Hay un montón de estudios, acá y en el resto del mundo, en los cuales se ha establecido la seguridad, pero todavía no la eficacia”, señaló a EFE la jefa de Hemoterapia del Hospital Posadas, Gabriela Míguez, quien agregó que “hubo pacientes que mejoraron y pacientes que no, falta número de casos para atribuir esa mejora al plasma”.
Ensayo clónico nacional
El Posadas es uno de los hospitales habilitados dentro del ensayo clínico nacional, en el que varios centros recolectan el plasma sanguíneo y lo inyectan mediante una transfusión a los pacientes, y todos los datos son enviados a un centro que los procesa para sacar conclusiones, aunque todavía “faltan cientos de pacientes para terminarlo”.
La recolección de plasma se hace a través de una máquina de aféresis, que permite la separación de los diferentes componentes de la sangre, en la cual se extraen unos 600 mililitros de material que luego será dividido en tres dosis de 200 mililitros cada una. A cada paciente se le hace la transfusión de dos dosis, que provienen de donantes diferentes.
El plasma se le administra a pacientes en un estado de “moderado a severo”, dentro de “los primeros 5-6 días” de la enfermedad, con el objetivo de “acortar el tiempo de internación, tratando que no progrese la gravedad de su enfermedad y tratando de evitar que termine en una asistencia ventilatoria mecánica”.
“Por ahora pareciera que tiene más efectividad cuando se trata más precozmente que en forma más tardía, porque con el correr de los días el paciente forma anticuerpos neutralizantes, y por ahí tienen valores mayores a los que le aportamos con el plasma”, agregó Míguez.
A pesar de que la investigación todavía no arrojó resultados definitivos, el personal médico pide a los potenciales donantes que participen del proceso, ya que, a esperas de una vacuna, este tratamiento es uno de los más prometedores.
“Que venga tranquilos porque acá es absolutamente seguro. Los equipos se utilizan una sola vez, son descartables y la van a pasar bien, es un ratito y van a ayudar a mucha gente”, detalló a EFE María Isabel Abeldaño, técnica de Hemoterapia del Hospital Posadas.
El perfil del donante
El principal requisito para donar plasma es haber superado la enfermedad y desarrollar anticuerpos, y además se deben cumplir “los requisitos de cualquier donación de sangre”: el donante debe acudir de forma voluntaria, debe tener entre 18 y 65 años, carecer de enfermedades contagiosas por transfusión y en este caso no pueden donar mujeres que hayan tenido varios hijos, ya que durante el embarazo se generan otros anticuerpos que pueden tener efectos negativos.
Cada persona que quiera donar y cumpla los requisitos puede hacerlo “hasta 2 veces por semana y un máximo de 24 veces al año”, y debe ponerse en contacto con el centro más cercano para iniciar el proceso.
“La gente esta enterada por los medios de la importancia de la donación y para contactarse con nosotros nos escriben a un mail, nos cuentan sus síntomas, si tienen algún hisopado y nos cuentan las fechas. Nosotros evaluamos cada caso y hacemos una entrevista telefónica, después de esa entrevista, si califica como donante, se le da cita para repetir los hisopados y tomar una muestra para saber si tiene anticuerpos o no”, aseguró a EFE la jefa de Hematología del Hospital de Clínicas, Alejandra Vellicce.
El Hospital de Clínicas se encuentra en el centro de Buenos Aires, y será uno de los beneficiados por la aprobación de la “ley para promover la donación de plasma”, que la semana pasada sancionó el Legislativo de la capital y que se traducirá en ayudas económicas a los centros sanitarios.
“Es muy importante porque en el procedimiento, que se llama plasmaféresis, donde uno obtiene el plasma, se utiliza un procesador celular, que es una maquina de aféresis, y eso lleva un equipo descartable, el costo es aproximádamente de 20.000 pesos (unos 265 dólares)”, agregó Vellicce.
“El remedio para el otro lo tiene uno”
Manuela Garro es médica, y a principios de junio se enteró de que pasó la enfermedad de forma asíntomática a través de un test serológico que detectó la presencia de anticuerpos, tras lo que se hizo los correspondientes hisopados y se decidió a donar plasma. Ahora va a por la segunda donación.
“El remedio para el otro lo tiene uno, no es una cuestión de laboratorio de fabricar una droga, por ahora al menos. Entonces es importante, no es además que dono y me voy a quedar yo sin y me voy a poner yo de vuelta en riesgo, no, mi cuerpo va a seguir generando (anticuerpos)”, señaló Garro a EFE mientras se somete a la extracción de plasma en el Hospital de Clínicas.
En el mismo centro se encuentra Ezequiel Casas, quien quiere donar por tercera vez y debe someterse a pruebas para determinar si todavía tiene anticuerpos. Acudió por primera vez a hacerse los estudios dos días después de recibir el alta médica, a mediados de mayo, tras una enfermedad que le generó una pulmonía bilateral por la que tuvo que ser internado en terapia intensiva.
“Por cada donación que nosotros hacemos son 3 personas que tienen alta posibilidad de recuperarse”, señaló.
Esa es también la intención de Nieves Moreira, enfermera desde hace tres años, quien acude a donar al Posadas tras superar en mayo la enfermedad, que le provocó “dolor muscular y perdida del gusto y del olfato”.
“Me gusta la idea de poder ayudar a la gente que lo requiera, es como aportar un granito de arena en la salud. No es algo doloroso, está bueno poder ayudar, que se animen porque hay gente que realmente lo necesita y podemos ayudar mucho”, concluyó.
EFE.