@AnaliaCab
El planeta Tierra está muerto. Un error de cálculo de los científicos para revertir el calentamiento global ocasionó algo peor: las temperaturas descendieron a tal punto bajo cero que la vida se tornó inviable. En medio de lo que ahora son sólo parajes desolados cubiertos de nieve y tormentas, un gigantesco tren, el “Snowpiercer”, rompe la monotonía de un mundo paralizado.
A bordo de sus más de mil vagones viaja lo que queda de la humanidad. Autosustentable, esta joya de la ingeniería replica métodos de cultivo y producción de alimentos tal como lo conocemos, como así también las diferencias entre clases sociales, de manera brutal. Mientras los ricachones de Primera Clase tienen ópera, caviar y agua caliente, los de la Cola (últimos vagones) comen desechos, viven encimados, son esterilizados para no reproducirse, y hacen el trabajo duro del tren.
Sobre toda esta jungla en permanente conflicto y a punto de estallar está Melanie Cavill, interpretada notablemente por Jennifer Connelly (“Laberinto”, “Réquiem por un sueño”) un personaje intenso que muta a lo largo de los episodios. “Snowpiercer” es originalmente una novela gráfica francesa de ciencia ficción postapocalíptica que tuvo su versión cinematográfica en 2013 de la mano del talentoso surcoreano Bong Joon-ho (ganador del último Oscar por “Parásitos”). La serie se ve por Netflix y está promediando su segunda temporada, momento clave en el rol de esta protagonista.
Melanie es la directora del Departamento de Hospitalidad de este refugio sobre rieles. Algo así como la encargada de las Relaciones Públicas de la empresa Wilford, creadora del Snowpiercer. Pero pronto vemos que ella es mucho más que una cara bonita y un traje bien planchado. Es el verdadero motor de este gigante de acero en el cual se dirimen distintas fuerzas y el constante peligro que significa tener a cientos de personas encerradas para siempre.
Se nos presenta como una villana. Mantiene el orden e impone los castigos, bastante crueles, a los que rompan el delicado equilibrio del tren. Sabe que los de clases inferiores pasan hambre y mueren de enfermedades. Sin embargo (acá hay spoilers para los que estén al día) la inevitable rebelión que se concreta a finales de la primera temporada demuestra su lado humano, aceptando errores y entregando mucho de sí para enmendar las cosas. Melanie puede terminar siendo la heroína de esta historia, en un inteligente giro de la narración.
“Vamos humanizando a quien, en un primer momento, puede parecer el villano” dijo Connelly en un entrevista. “El arco del personaje de Melanie es fascinante, y un reto. Tuve que trabajar mano a mano con los guionistas para entender cada detalle y cada intención de sus acciones. Viajamos hacia delante sin dejar de mirar atrás en ningún momento. Cuando descubres los motivos que la mueven a actuar, empiezas a entenderla. Me gusta ver a una mujer en una posición de poder”.
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Por A.C.