@LuisVenturaSoy
Qué fácil que la hacen los que llenan espacios y venden títulos impactantes ¡sin contenidos sólidos! Total, si se equivocan, después piden disculpas y siguen adelante sin que se les mueva un pelo ni se sonrojen. Una vez más, el tema es la madre muerta o desaparecida de Luis Miguel. Me refiero a Marcela Basteri, de cuya vida poco se supo desde aquel 1986 cuando se la vio por última vez en Chile.
Hace unos días, muchos de los que no tienen ni diez minutos de periodismo salieron a desmentir investigaciones complejas sin ningún tipo de argumentos, carentes de toda autoridad profesional en los medios y desnudos de fundamentos que permitan saber el destino final de una mujer de la que, según asegura un ex director de Interpol en México, recibió de varias llamadas telefónicas en 1992, ante un mal momento que le tocaba transitar al pesado investigador.
La ausencia de documentación migratoria de ingresos y salidas de Basteri a la Argentina deja claro que la mamá de Luis Miguel entraba y salía del país sin que certificaran sus movimientos, de los que sí quedan constancia por fotos y filmaciones que la mostraron. Aún hoy nadie explica cómo hacía todo eso sin que quedaran rastros de esta bella mujer aquí. Hablo de la misma mujer que fuese entregada por el padre de Luismi a orgías y excesos que quedaron exhibidos en la serie del Sol de México, nacido en Puerto Rico, asumiendo lo que Luis Rey hacía con la abnegada Marcela, ante la mirada de su idolatrado hijo y sus pequeños hermanos, que nada hicieron para evitarlo. Nadie lo dice pero es así.
En estos días salieron a desmentir que Basteri estuviera viva, solo porque Alejandro Gallego, un hermano de Luis Miguel, llamara a una de sus colaboradoras para asegurar que su madre estaba muerta y que si querían saber la verdad miraran la segunda temporada de la biopic, como si esto formara parte de un negocio. Y es que, luego de haber cobrado 12 millones de dólares, ahora los recaudadores de “Micky” recibirían otros 20 millones. No cuentan la verdad de si Marcela está viva o muerta, pero, si hay fortunas de por medio, se juega con los que especulan sobre la ansiedad de los medios y las atenciones de la gente, que sufre y palpita la historia de un ídolo que solo piensa en dólares, euros y excesos.
Si la señora mendiga internada en un neuropsiquiátrico porteño no es Marcela Basteri, ¿por qué no lo resuelven de una vez por todas, en lugar de seguir especulando con su familia de sangre, que merecería saber también qué fue de su pariente biológica? A menos que solo los hijos tengan derecho a saberlo, en medio de intereses comerciales y desmentidas malolientes de personajes que se dicen periodistas y no soportarían un dictado de diez líneas y muchos menos algún pergamino válido en el mundo de la información. Es más, ni merecen que se los nombre. Te lo digo yo.