@AnaliaCab
¿Qué estamos dispuestos a sacrificar por el éxito, la fama y la convicción de que estamos mejorando el mundo? Rebecca Webb (Hannah Ware) cumple con el arquetipo de mujer ambiciosa e inescrupulosa. En el atrapante thriller “tecnológico” -al que muchos relacionan con “Black Mirror”- “The One”, esta científica brillante demuestra frialdad y cálculo al extremo para lograr sus objetivos. Pero el precio a pagar será muy caro.
A lo largo de 8 episodios vemos cómo Rebecca se convierte en millonaria a partir de una idea disruptiva y muchas malas acciones. La narración va y viene en el tiempo, para ayudarnos a descubrir cómo llegó a crear una megacompañía al desarrollar una aplicación que permite hallar al “match” perfecto para cada persona basado en datos genéticos. Una suerte de Tinder infalible que usa nuestro ADN para evitar frustraciones románticas ya que el elegido por la app, es “el indicado”.
Webb tiene dos amigos que trabajan con ella, todos en investigaciones relacionadas con la genética. Durante una charla casual se les ocurre que, mediante una gran base de datos de ADN, podrían desarrollar un programa que “matchee” a las personas según su código. Pero eso implicaría contar con datos personales de miles de personas, lo cual conlleva además una falta de ética ya que en principio nadie dio su consentimiento cuando el proyecto comenzó a tomar forma.
Uno de sus amigos no está de acuerdo con la idea y se convierte en un obstáculo para Rebecca, que a pesar de entender los dilemas morales que enfrentará en este camino, le dedica poco tiempo a la filosofía: ella es un huracán que arrasa todo a su paso. Mejor pedir permiso que perdón.
Con el transcurrir del tiempo, mientras la protagonista gana dinero, fama e influencias, pierde relaciones, afectos y parte de su humanidad. Una mentira necesaria termina complicando todo y generando más y más mentiras. También vemos cómo su aspecto cambia: mientras en el pasado reciente tiene un aire juvenil y hasta bohemio, su faceta de empresaria la encuentra con un look masculino, fuerte, con un peinado casi de villana de cuento.
En una entrevista con el portal Express.co.uk, la actriz analizó: “Rebecca fue un personaje fantástico para interpretar, porque realmente vi una mujer que vino de un lugar de certezas ideológicas como es la ciencia, y luego se va a terribles extremos sólo para probar que su idea era correcta”.
Hannah Ware: “Es, en cierta manera, fascinante ese tipo de gente con tal nivel de compromiso por una idea. Me resulta difícil verla como villana en un sentido estricto”.
Ware contó además que para componer este personaje, se inspiró en gente como Margaret Thatcher. “Es en cierta manera fascinante ese tipo de gente con tal nivel de compromiso por una idea”, agregó. También, consideró que según su punto de vista “es muy difícil verla como villana en un sentido estricto. Es bastante gris todo con Rebecca”.
Por A.C.
